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lunes, 31 de mayo de 2010

La publicidad en el transporte público

Los dilemas de la publicidad en el transporte público

Cuando era chico y caminaba por las calles de Lima, notaba que las unidades de transporte solían mostrar en sus partes laterales, debajo de las ventanas, los lugares por los que pasaban, con la finalidad de orientar a toda aquella persona que quisiera saber qué carro debía tomar para trasladarse a un determinado punto de nuestra ciudad. 

Este detalle siempre ha estado presente, desde que existen los "microbuses". Incluso ahora, con nuestras tristemente célebres "combis". 

Pero debemos agregar que hoy no sólo muestran eso, sino que están acompañados por la publicidad. Allí podemos ver imágenes que promueven el consumo de un determinado producto, como puede ser un jabón, un detergente, un paquete de galletas; o la promoción de un programa concurso de baile por televisión.

También observamos la propaganda, en la que destacan campañas para evitar el contagio del VIH, e incluso algo más reciente como la prevención de la gripe AH1N1, más conocida como "porcina". El gobierno central no se queda atrás: "100 millones de soles en construcción de colegios", "un millón de personas con agua potable", "500 mil títulos de propiedad". Obviamente estos títulos no son exactos; en todo caso, pueden considerarse una exageración. Lo común es que van  acompañados de la imagen del presidente Alan García saludando a las multitudes, además del clásico lema del actual régimen, "El Perú avanza".

Esta modalidad (publicidad y propaganda) puede ser vista como otra vía de ingresos para las empresas de transporte urbano, que acorraladas con el alza del combustible, y ante la imposibilidad de elevar más las tarifas de los pasajes, recurren a este camino para generar más ingresos. Y de paso solventar sus gastos en este sentido.

De manera que, ahora vemos por nuestras abarrotadas avenidas (sea por el exceso de combis o por las pistas que manda romper Castañeda), a varios microbuses adornadas con fotografías en gigante, donde vemos caras conocidas de artistas: desde Gisela Valcárcel con su Gran Show, algún actor o actriz de esas series de Canal 4 (a las que personalmente, no les encuentro la gracia) pregonando que es bueno cuidarse al momento de tener relaciones sexuales, e incluso aparece Tongo con su lotería. Sea por cualquier causa, humanitaria o de lucro, es bienvenida la publicidad en los metales que cubren los enormes carros que hacen transporte público.

También es bienvenida toda apología hacia las obras del gobierno. Puede ser cuestionable y visto como apología al régimen. Pero la responsabilidad no es sólo de la empresa de transporte que se beneficia con la propaganda gubernamental; al fin y al cabo la necesitan. Es necesario recordar que en su mensaje a la nación el 28 de julio del 2006, Alan García prometió reducir los gastos en publicidad de las instituciones del Estado a la quinta parte, pues consideraba que "el Perú ve al Estado y al sistema político como centros de frivolidad y de nepotismo, 'publicidad vanidosa', asesores innecesarios...". ¿Otra promesa incumplida?

Otra cuestión acerca de la publicidad en las unidades de transporte urbano es que, como consecuencia de la excesiva muestra de imágenes de los carros en las calles, podría generar contaminación visual, la cual ya es un problema en Lima, donde abundan grandes carteles y paneles. Eso sin contar lo que se vendrá con las pintas y el empapelamiento de las paredes con los rostros de los y las postulantes a las alcaldías en Lima.

Entonces, la publicidad en los microbuses es un tema complejo, que tiene varios ángulos para mirar y analizar. Definitivamente, y aunque parezca secundario, este asunto debe tratarse en la presente campaña electoral, pues el transporte urbano es una preocupación de la ciudadanía.

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