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domingo, 6 de junio de 2010

Visiones juveniles desde la Conferencia de Edimburgo


Las fotos documentales no mienten. Hace cien años, los delegados a la Conferencia Misionera Mundial que se celebró en Edimburgo durante diez días de junio procedían de Estados Unidos y Europa Occidental y eran blancos, protestantes, hombres y adultos. Estos días, en que se celebra en la misma ciudad el centenario de aquel evento que marcó el comienzo del ecumenismo desde el compromiso y la visión de la misión cristiana, las panorámicas de las salas donde se reúnen las comisiones de trabajo son diametralmente distintas. Los 300 delegados y 100 participantes adicionales proceden de más de 60 países. Los ternos negros u oscuros y algún que otro alzacuellos de entonces han dado paso ahora a un festival multicolor de ropa casual en alegre coexistencia con vestidos étnicos y una exigua pero exhaustiva representación de vestimentas religiosas, en hombres y mujeres en igualdad de ministerio, de las más diversas facturas. Hoy, uno de cada tres delegados es mujer. ¡Y hay jóvenes! Una de ellos es Alejandra Ortiz. Viene de Tijuana (México), tiene 23 años, pertenece a la Iglesia Metodista, estudió Historia en la Universidad de la Baja California. Ha acudido junto con otros dos jóvenes latinoamericanos. En total, una veintena de jóvenes de otros tantos países han participado como delegados en Edimburgo 2010. Alejandra trabaja como obrera-misionera de “Compa”, Compañerismo Estudiantil, la sección mexicana de la Fraternidad Internacional de Estudiantes Evangélicos (IFES por sus siglas en inglés), donde colabora en las tareas de capacitación, formación y acompañamiento de estudiantes cristianos en las universidades. ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste? -Ja, ja. Bueno, fui invitada por la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL) por ser una persona de la joven generación que quiere traer a sus filas. Para mí es muy importante haber venido aquí para entender mejor la misión. Esta es una oportunidad única para escuchar otras voces, preguntar, ver con otros lo que se puede hacer. Se te ve satisfecha, desde luego. -Fue una sorpresa. Me siento muy privilegiada. Como mujer, latinoamericana y joven me está enriqueciendo mucho la relación entre personas de diferentes denominaciones. -Hace cien años no te habrían invitado. -Pero ahora sí. Y estoy feliz por ello. -No faltan quienes afirman que “la religión es cosa de hombres”. ¿Qué dices a eso? -Completamente en desacuerdo. Dios nos llama a la misión a hombres y mujeres por igual. Dios no hace esa distinción. Nosotros tenemos que ir más allá de lo que la cultura nos impone. -¿Y qué te llevas de Edimburgo? -La oportunidad de escuchar otras voces, de ver otras experiencias, el compromiso cristiano de otras tradiciones… La oportunidad de diálogo, de escuchar y ser escuchado, de reflexionar sobre el campo misionero desde el campo misionero, pues algunos reflexionan pero no están allí. Esto me está sirviendo para afirmar mi propia fe como mujer, como latinoamericana y como joven. -¿Y cómo entiendes tu fe? -Entiendo la fe cristiana como algo que se relaciona con la totalidad de la vida; no sólo con vivir una fe de domingo. -¿Es México un país cristiano? -Hay testimonio cristiano de distintas tradiciones, pero los valores del Reino de Dios no están como quisiéramos verlos. ¿Y de qué valores estamos hablando? -Paz, justicia, reconciliación, igualdad, ver a Jesús como Señor. -Los alrededor de veinte jóvenes de distintos países que estáis aquí os habéis reunido. ¿De que habéis hablado? -De que hacía falta que hubieran venido más jóvenes. Porque a final de cuentas vamos a ser nosotros los que vamos a procesar todo esto. La misión pasará a nuestras manos. -Ponle un titular a esta entrevista. -“Tenemos algo que decir”. “Entender el mundo desde nuestros ojos”. “Somos el relevo”… afirmo la jóven Alejandra Ortiz.

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